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El poder de las palabras, callar para estar en paz

24 enero 2021
3 minutos

Cuando comparto mis opiniones, forma de ver la vida e información sobre determinados temas lo hago siempre desde el respeto, con la intención de:

- Dar otro punto de vista, diferente al "oficial", en determinados casos.

- Que quien lo lea se cuestione su sistema de creencias, sea crítico y se atreva a enfrentarse a sí mismo y valorar si lo que realmente cree es algo suyo o es algo que le han "enseñado" a creer y si esto está alineado con sus valores actuales.

Los pasos de la verdad son tres:

Ridiculización

Oposición

Aceptación

Por ello, si es su momento, aceptará, despertará a la conciencia y cambiará su actitud frente a la vida.

Si no lo es, al encontrarse con algo que atenta contra su forma de pensar, se pondrá a la defensiva, lo rechazará e incluso lo ridiculizará.

Cuento esto porque como sabéis, en mis post comparto experiencias personales y mi forma de afrontarlas, basadas en el autoconocimiento y crecimiento personal.

Y esto es lo que me ha ocurrido esta semana:

Compartí una información que vibra conmigo y alguien ridiculizó mi opinión, riéndose públicamente de ella.

En otra etapa de mi vida hubiera reaccionado enfrentándome y discutiendo pero esta vez no lo hice por varias razones:

- Ese tipo de reacciones me generan emociones negativas que no me hacen sentir bien, no me aportan ningún beneficio y no quería sentirme así, por lo que decidí respetarme a mí misma.

No necesitaba reafirmar mi punto de vista ni tener razón, porque su respuesta ridiculizando me reafirmó la opinión de que esta persona estaba aún en la primera fase y con un enfrentamiento no hubiera llegado a ningún sitio.

- Uno de los acuerdos del libro (para mi maestro e imprescindible) "Los cuatro acuerdos" es: " impecable con tus palabras", y en ese momento tomé la decisión de serlo de la mejor forma que supe, callando (debo reconocer que no siempre soy capaz y a veces me cuesta).

- Porque si hubiera "entrado a trapo" no hubiera sido amable conmigo misma, no hubiera utilizado mi energía correctamente y el mal uso de las palabras podría causar sufrimiento a mi misma y al resto de las personas que estaban en el grupo.

Hay muchos maestros que hablan del poder de las palabras y de callar para estar en paz, y en ese momento me acordé de mi abuela Sagrario. Ella decía una frase muy bonita sobre esto, que no consigo recordar ahora mismo. Lo que sí recuerdo es que cuando la decía yo no entendía como ella era capaz de estar callada en vez de "atacar". Ahora comprendo su significado y también su actitud ante la vida. Ella decidía muchas veces callar. Y yo callé como ella.

Es increíble como va pasando el tiempo y nos damos cuenta que los grandes maestros los tenemos cerca nuestro.

Gracias, gracias, gracias a mi abuelita por darnos tanto amor y por ser una maestra.

ABRAZO DEL ALMA.

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